¿Un ágora sin gente? No tendría sentido. El ágora, la plaza, es el espacio que visitan a diario científicos y artistas de aquí y de allá. Un lugar de encuentro, de debate, de búsquedas compartidas…En el Ágora comprendemos que no estamos solos, que el Ecoarte se alimenta de muchas manos, de múltiples inteligencias sintientes, de diversas formas de ver y experimentar la aventura de la vida. También de las utopías, de las grandes y de las pequeñas, de las cercanas y las lejanas.
Es tan importante la mirada… Estamos aquí para aprender a mirar de nuevo. Y a mirarnos a nosotros mismos como polvo de estrellas, spacios minúsculos del cosmos que no podemos eludir el riesgo de desear y, sin embargo, tenemos que aprender a modular nuestros deseos. El horizonte actual es un planeta degradado en el que se hace evidente nuestra orfandad. Sabemos que está en juego la sostenibilidad de nuestras formas de vida y queremos sentir que todavía estamos a tiempo de frenar el deterioro que nos está conduciendo a una crisis ecológica y social de dimensiones incalculables.
La buena noticia es que no estamos solos. Que somos muchos, científicos, artistas, organizaciones, instituciones… trabajando en la creación de alternativas a los modelos que nos han traído a la crisis. Desde EcoArte queremos crear este espacio -el Ágora- para dar visibilidad a las experiencias que afrontan la problemática ambiental en distintos contextos geográficos utilizando la ciencia y el arte al unísono.
El arte y la ciencia que cultivamos buscan la complicidad con esa naturaleza creadora, nos enseñan a sentir al ritmo de sus latidos, a agradecer su hospitalidad, a estrenar de nuevo la forma de acercarnos a ella. La mirada poética se expresa en el lenguaje escrito, en la música, en las artes plásticas y visuales… Respiramos en las formas, desde nuestra condición esencial de seres vivos dotados de conciencia, de imaginación creativa, de capacidad para soñar. EcoArte quiere ser un Ágora de sueños. Nos invita a transitar por ella, a mirarnos a los ojos como habitantes de unas mismas preguntas,
A nosotros
| paseantes de la vida,
| que quisimos entenderla
| y, al fin, nos conformamos con
amarla.